Rosario cuenta con un espacio municipal de acuagym abierto a todas las expresiones de género
Se trata de un grupo que lleva a cabo esta actividad los miércoles en el Club Libertad, abierto a toda la comunidad.
Todos los miércoles a las 21, un grupo de personas heterosexuales, gays, lesbianas y trans concurre a clases de acuagym en la pileta del club Libertad, en Felipe Moré y Mendoza. La propuesta, que apunta a fortalecer la convivencia y el compartir entre personas de distintas edades teniendo en cuenta las diferentes expresiones de género, surgió de la inquietud de un grupo que impulsó la idea de armar clases de acuagym inclusivas y recreativas, y contó con el fuerte compromiso de la profe Verónica, del Área de Diversidad Sexual municipal y la Casa LGBTI.
Estas áreas estatales gestionaron, a través de la Subsecretaría de Recreación y Deportes, el espacio en el natatorio para que, entre los meses de septiembre, octubre y noviembre, se dicten semanalmente las clases.
Este espacio de participación e integración recreativo/deportivo se inscribe en el marco de las políticas de inclusión que lleva adelante el municipio en diferentes ámbitos. En ese sentido, el coordinador del Área de Diversidad Sexual, Martín Clapié, expresó: “Existe una clara definición política desde el municipio de trabajar en políticas de inclusión. Desde hace muchos años se viene trabajando en espacios como La Florida, la Rambla Catalunya, los polideportivos municipales, para que éstos puedan constituirse en espacios de convivencia donde las personas del colectivo de la diversidad sexual puedan transitar y circular libremente, ampliando sus circuitos de socialización. Podemos ver cómo, a medida que van pasando los años, esto se va garantizando en la ciudad”.
Las clases de acuagym en el club Libertad son una experiencia que apunta al fortalecimiento subjetivo y grupal de personas del colectivo LGBT, con vistas a una mayor visibilidad e integración: “En los deportes acuáticos aparecía un obstáculo que nos hacía pensar que era necesario desarrollar una instancia intermedia para poder llegar a constituir una circulación más grande de cara al verano. Así surge, a partir de la propuesta de algunos de estos jóvenes que venían practicando deportes y de Verónica que es la profe que lleva adelante las clases, la idea de inaugurar una clase de acuagym en un club de barrio, como primera aproximación a los deportes acuáticos en un espacio donde además hay otros deportistas participando", explicó Clapié.
"La apuesta fuerte en esta instancia fue decir que esto no puede ser, bajo ninguna circunstancia, una práctica cerrada a personas del colectivo LGBT. Por eso siempre la convocatoria se trabajó desde la premisa de que es una actividad gratuita y abierta, pero convocada desde la Casa LGBTI, el Área de Diversidad Sexual y la Subsecretaría de Diversidad Sexual de la Provincia. Esta particularidad le da aval institucional para que las personas del colectivo sientan que ese es un espacio donde pueden garantizar su expresión. Sentir este apoyo de áreas institucionales del estado que vienen visibilizando el compromiso del municipio y de la provincia con esta temática, hace que se puedan estar animando a encarar este proceso en una nueva instancia de sociabilización”, resaltó el referente del Área.
Otra línea de trabajo tiene que ver con la exposición del cuerpo: “Justamente en los colectivos de la Diversidad Sexual y sobre todo en el colectivo trans, la exposición del cuerpo tiene una serie de dificultades mayores. Entonces eso amerita todo un proceso de acompañamiento más grande, ya que entendemos que la sociabilización en espacios tan masivos como una pileta en un polideportivo en el verano, que es a lo que se apunta, es un punto de llegada pero no puede ser un punto de partida para este trabajo. Entonces, en este espacio pudimos empezar a hacer otros recorridos", recuperó el coordinador.
"Algunos relatos de chicas trans que hoy están participando de las actividades, cuentan que las primeras aproximaciones que hicieron fueron a partir de llegar al predio, quedarse en el borde de la pileta sin meterse, estar dando vueltas, construir un vínculo con actores permanentes como la profe y el guardavidas, con el equipo de la Casa LGBTI (que es el que está acompañando cada una de las clases), hasta que, poco a poco, después de entender las dinámicas del funcionamiento del club, vieron cómo podían empezar a participar de estas prácticas. Entendemos que a partir de la participación en instancias deportivas y recreativas se puede pensar otra manera de hacer efectivo el ejercicio ciudadano”, finalizó.
En la pileta
Minutos antes de las nueve de la noche, el vestuario de la pileta se puebla de abrazos entre las y los miembros del grupo que ya vienen compartiendo este espacio desde principios de septiembre, al tiempo que se les da una amable bienvenida a quienes se acercan por primera vez. Allí, una de las que conoce a casi todo el mundo es Marcela, quien recibe cálidamente a sus compañeros/as a medida que llegan al natatorio e intercambia algún comentario con cada uno/a.
Para ella, siendo una mujer trans, el hecho de poder participar de una actividad deportiva en una pileta pública es todo un desafío. “Es conflictivo, primero, por exponer nuestros cuerpos y, por el hecho de que al ser trans muchas veces nos sentimos muy expuestas”, expresó Marcela, quien, sobreponiéndose a las inhibiciones, participa y disfruta de las clases. “Estas clases son abiertas, y a veces me da muchísimo pudor. A mis 53 años, tengo algunos conceptos culturales que todavía me pesan”, contó esta mujer que antes de ser trans había tenido destacadas actuaciones en la natación, pero que por diferentes circunstancias hacía años que se encontraba alejada de las piletas.
“La idea es que a este espacio pueda venir gente del colectivo LGBTI, pero no es restrictivo: puede venir cualquiera”, explica Marcela sin olvidarse de mencionar la buena relación que tiene con sus profesores: “Son divinos, la profe es copadísima, súper respetuosa, siempre nos alienta a que vengamos y que no dejemos la actividad”.
Por su parte, Cristian llegó a esta actividad por recomendación de una compañera: “Yo tengo un grupo de Whatsapp en que damos contención en situaciones críticas. Por ese grupo, nos contactamos con varias organizaciones, y una compañera se enteró de esto y empezamos a venir”.
“Nunca había hecho deporte y cuando empecé vi que era un lindo grupo y hago lo posible por no faltar”, contó este muchacho que concurre a las clases de acuagym con su hermana “que es heterosexual”. Cristian celebra el hecho de que este espacio integre a todas las expresiones de género y aclara: “Ahora hay menos restricciones: más allá de la condición sexual de cada uno, no dejamos de ser personas, somos humanos y tenemos los mismos derechos que cualquiera”, concluyó.
Deportes y diversidad
Además de la experiencia de acuagym en Club Libertad, existen en Rosario otras experiencias recreativas e inclusivas. Tales son los casos de los Lobitos de Río, un equipo de rugby formado hace seis meses por personas de todas las expresiones de género; Los Yaguaretés, que hace más de un año vienen practicando fútbol construyendo convivencia a partir de la diversidad, y Los Osos, que aprovechan la práctica del fútbol y vóley para hablar y organizar acciones de cuidado de la salud.
Estos equipos están preparándose para un encuentro a realizarse en diciembre en la provincia de San Luis. “La propuesta de estos clubes es muy similar a la que nosotros constituimos, que es la de construir un espacio de sociabilidad y de práctica deportivo/recreativa en la que todas las expresiones de género puedan estar desarrollándose. Hay una respuesta grande del colectivo a participar de estas instancias”, valoró Clapié.
Por otra parte, el mismo grupo que participa de las clases de acuagym los miércoles en el Club Libertad, organiza clases de gimnasia aeróbica los sábados a las 16 en la Casa LGTBI.