18 de noviembre

Salud

El medicamento como bien social: la historia de una familia de barrio Itatí

Hugo Pereira y su hija de nueve años reciben de forma gratuita el tratamiento completo para diversas patologías en el centro de salud barrial, garantizándose así una mejor calidad de vida.

A diario, la Red de Salud pública municipal entrega cerca de 5.000 dosis gratuitas de medicación a rosarinas y rosarinas, para atender patologías tanto crónicas como agudas. Más del 90% de los pacientes retiran los medicamentos a partir de la red primaria, es decir, en las farmacias de los centros de salud. Ése es el caso de Hugo y su familia, que semanalmente asisten al Centro de Salud Itatí para recibir los fármacos que necesitan por distintas afecciones.

Hugo Pereira tiene 45 años y es panadero de oficio. Trabaja por cuenta propia amasando en su casa y también en relación de dependencia. Estos dos trabajos le permiten sostener a su familia, conformada por su mujer, María Cristina, y sus hijas Lucía y Kiara, de nueve y siete años respectivamente. Casi diez años atrás, se instalaron en barrio Itatí, en el distrito Sudoeste de la ciudad. Hace cuatro, a Hugo le diagnosticaron diabetes tipo 2 y empezó el correspondiente tratamiento.

Así es que semanalmente, él o su mujer caminan las cuatro cuadras que separan su hogar del Centro de Salud Itatí (Garibaldi 2502) para retirar de forma gratuita toda la medicación. “Me dan hasta la insulina”, cuenta Hugo, que asegura que ya mantiene una relación estrecha con los trabajadores del efector. También allí se realiza los controles periódicos requeridos, de la mano de los doctores Matías y Eugenia. Es un tipo de trato en el que los apellidos resultan poco relevantes.

Pero Hugo no es el único miembro de la familia que accede a una mejor calidad de vida gracias al sistema de salud público. Lucía, su hija mayor, nació con parálisis cerebral y recibe todos los medicamentos necesarios a la par de su papá. “Desde que la dieron de alta en el Hospital de Niños, se atiende en este centro de salud. Le dan todas las medicaciones y tiene a su médico de cabecera ahí”, relata Hugo, que enumera los seis fármacos que Lucía tiene garantizados, entre los que se cuentan anticonvulsivos y miorelajantes.

“La verdad es que es una ayuda enorme. Con mis ingresos solamente no podría tener ni mi medicación ni la de Lucía”, expresa Hugo, con énfasis. “Estoy muy agradecido. Nuestra vida sería muy distinta si no contáramos con esto”, continúa. Así como Hugo, otros 100.000 rosarinas y rosarinos acceden a una mejor calidad de vida gracias a la entrega gratuita de medicamentos de todo tipo.

El joven panadero no sólo es cercano al centro de salud de su barrio, sino también al Centro Municipal Distrito Sudoeste. Allí participó hace poco en el programa ABC del Emprendedor, con el objetivo de llevar sus saberes a otro nivel y poder armar su propio negocio formal. “Estoy esperando participar del taller de costos. Me gustaría tener mi emprendimiento, con habilitación y todo”, asegura. También sueña con algún día participar de alguna de las 700 ferias municipales activas.